miércoles, 11 de diciembre de 2013

"Bienventurados los que padecen persecución"



El cristiano es  como su Señor, y por esto el Señor dijo de  él, '¡Ay de vosotros, cuando todos los  hombres hablen bien de vosotros! porque  así  hacían sus padres con los falsos profetas'  (Lc. 6:26). Y con todo ¿no es nuestra idea de  lo que es un cristiano perfecto el que sea  una persona amable, popular ,que nunca ofende a los demás, con el que es fácil  entenderse? Pero si esta Bienaventuranza  es   verdad, ese no es el verdadero cristiano,  porque el cristiano de verdad es alguien al  que  no todo el mundo alaba. No alabaron a  nuestro Señor, y nunca alabarán al que es  como  él. '¡Ay de vosotros, cuando todos los  hombres hablen bien de vosotros!' Esto  hicieron   con los falsos profetas, pero no con Cristo  mismo. 


 La   mente natural, como dice Pablo, 'es enemistad contra Dios.' Aunque habla de  Dios, en   realidad lo odia. Y cuando el Hijo de Dios  vino a la tierra lo odiaron y crucificaron. Y  así  sigue siendo la actitud del mundo hacia él.  Esto nos lleva a la última conclusión. El  nuevo nacimiento es una necesidad  absoluta si   uno quiere llegar a ser cristiano. Ser  cristiano en último término, es ser como  Cristo; y   uno nunca puede ser como Cristo sin  cambiar por completo. Debemos liberarnos  de la   naturaleza vieja que odia a Cristo y a la  justicia; necesitamos una naturaleza  nueva que   amará estas cosas y lo amará a El y con ello  llegará a ser como El. Si uno trata de imitar a Cristo, el mundo lo alaba a uno; si uno  llega a ser semejante a Cristo, lo odia a uno. 

Fragmento de "El sermón del monte", de Martyn Lloyd-Jones.

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